El año pasado, la industria logística se enfrió rápidamente. El transporte por carretera luchó contra la caída de precios, volúmenes y capacidad. El ferrocarril se enfrentó a problemas de seguridad y servicio. La demanda y los ingresos del transporte marítimo y aéreo cayeron. Incluso la paquetería se ralentizó, enfrentada a una menor demanda y a cambios en las pautas de consumo.
Ahora, todo parece estar cambiando bruscamente, de nuevo. La guerra en el Mar Rojo está haciendo subir las tarifas. El persistente estiaje en el Canal de Panamá obliga a recurrir más al transporte intermodal. La amenaza de interrupciones laborales en los puertos de la costa este empuja a los cargadores hacia el oeste.
"La mayor convulsión de la cadena de suministro desde la pandemia de COVID-19 corre el riesgo de hacer descarrilar la recuperación económica mundial, mientras que el encarecimiento de los fletes y del petróleo podría reavivar la inflación."
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Reuters